La Organización Mundial de la Salud presentaba recientemente sus nuevas recomendaciones sobre actividad física y sedentarismo. Al hilo de esta propuesta este artículo reflexiona sobre esta cuestión clave para la salud.
Por Germán Vicente Rodríguez, decano de la Facultad de Ciencias de la Salud y del Deporte (Campus de Huesca de la Universidad de Zaragoza) e integrante del grupo de investigación Genud
Hace no muchos días, el Consejo General de la Educación Física y Deportiva (Consejo Colef), publicaba un manifiesto pidiendo que se considerase el deporte, en términos generales, incluyendo el ejercicio físico en centros deportivos y gimnasios, en la lista de actividades esenciales. Esta reivindicación estaba fundamentada en una lista demoledora de motivos relacionados con la salud de la población y demostrados científicamente.
Entre este listado de motivos, podemos destacar que la inactividad física es una de las principales causas de muchas enfermedades crónicas, de lo que se han presentado evidencias de al menos 35 de ellas, destacando algunas muy conocidas como la diabetes tipo 2, la obesidad, enfermedad cardiaca, hipertensión, osteoporosis o varios tipos de cáncer. Además, el profesor Beng Salting de la universidad de Copenhague, y director del prestigioso centro de investigación en fisiología del ejercicio ya mostró evidencias de que el ejercicio físico, no solo previene estas y otras patologías, sino que podía considerarse como medicina para muchas de ellas, mostrando ya en 2015 evidencias para prescribir ejercicio como terapia al menos en 26 patologías crónicas diferentes, de tipo metabólico, cardiovascular, pulmonar o musculo esqueléticas.
Evidentemente, a parte del impacto social que la enfermedad crónica tiene en nuestra sociedad, está el que conlleva a nivel sanitario y de sobrecarga del sistema de salud y el coste económico asociado. Estudios recientes a este respecto sugieren que la inactividad física es responsable de más de 52.000 vidas en España cada año y de un coste de más de billón y medio de euros.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) presentaba este jueves, 26 de noviembre, las nuevas guías y recomendaciones de actividad física y sedentarismo, una actualización concienzuda de las previas, publicadas en 2010 y basadas en un análisis exhaustivo de la evidencia científica sobre los efectos de distintos tipos y tiempo de actividad física sobre la salud de las personas. Este análisis lo ha desarrollado un grupo de expertos internacional, entre los que también se encuentran científicos españoles, pues debemos recordar, que el ámbito de investigación en ciencias del deporte es puntero en España, con 18 Universidades públicas entre las 300 primeras del ranking Shanghái y con al menos 16 investigadores españoles entre los mejores del mundo en esta área según el ranking de Stanford, de los más prestigiosos en el análisis de impacto científico.
La OMS ha identificado la inactividad física como uno de los principales factores de riesgo de mortalidad a nivel global, por ese motivo ya en 2010 publicó las “Recomendaciones globales en actividad física y salud” que detallaban las intervenciones para la prevención primaria de las enfermedades no transmisibles a través de la actividad física a nivel de población. Sin embargo, solo se daban recomendaciones generales sobre el riesgo de los comportamientos sedentarios, debido a que por aquel entonces no había suficiente evidencia para proponer directrices más concretas. Pero durante estos años, los datos y estudios concluyentes sobre el efecto del sedentarismo y la actividad física en la salud de distintos grupos de población ha crecido sustancialmente, de hecho, mucha de esta investigación puntera se ha realizado por parte de profesores de la Universidad de Zaragoza y de la Facultad de Ciencias de la Salud y del Deporte de Huesca.
El año pasado ya se propusieron unas guías específicas de sedentarismo, actividad física y sueño para niños de menos de 5 años, que no habían sido incluidos previamente. Y este año 2020, pese a la pandemia, finalmente verán la luz las recomendaciones generales que incluyen, por primera vez, recomendaciones sobre la asociación entre el comportamiento sedentario y la salud. Y además, se han desarrollado para niños y adolescentes, adultos, adultos mayores y tres subpoblaciones, con características específicas, mujeres embarazadas y posparto, personas que viven con enfermedades crónicas o discapacidad. Y vienen a reemplazar las recomendaciones sobre actividad física para la salud publicadas en 2010.
Las recomendaciones son amplias y específicas por grupos de edad y corremos el riesgo de transmitir un mensaje erróneo si las resumimos en exceso, por eso nuestra intención es despertar el interés para que todo el mundo acceda a ellas o mostrarlas en más detalle una vez presentadas. Pero sin duda, hay un mensaje común para cualquier grupo de población, sean niños, adolescentes, jóvenes, adultos, personas mayores, hombres o mujeres: “algo de actividad física es mejor que nada”.
Este artículo ha sido publicado también por Diario del Alto Aragón