A vueltas con los libros infantiles para un (des)confinamiento. De libros entrañables y de objetos de culto

16/07/2020

Por Rosa Tabernero Sala, profesora del Campus de Huesca de la Universidad de Zaragoza y directora del Máster en Lectura, Libros y Literatura Infantil y Juvenil. Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación de Huesca 

 

Ya un poco menos extrañados y más acostumbrados a esta nueva realidad y,  por no hacer mudanza en la costumbre, seguiré proponiendo en este tiempo de pantallas y redes esa lectura con las manos tan propia de la infancia en la necesidad de entender los libros como esos lugares acogedores en los que los lectores desearían quedarse a vivir después de llamar a su cubierta, detenerse en ese recibidor repleto de detalles que son las guardas, para transitar por las páginas del interior viviendo las vidas de personajes que muestran otros mundos posibles. De eso trata la literatura y, pese a lo que pudiera pensarse, la ficción enseña a andar por el mundo real. Se lee para vivir el mundo de otros y, sobre todo, para vivir el nuestro.  Y si de libros para crecer y vivir hablamos, estos días finalmente azules nos han sorprendido con dos títulos premiados muy especiales.

Así El Banco del Libro en la lista de los mejores libros de 2020 ha distinguido con la “mención entrañable” La carta de la Señora González, de los aragoneses Sergio Lairla y Ana González Lartitegui, obra premiada ya en su primera edición en Fondo de Cultura Económica y recuperada ahora por la editorial A buen paso.  Ser entrañable, como indica María Moliner -autoridad de referencia en esto de los sentidos y de lo aragonés- supone ser verdadero, profundo, y también íntimo y querido. Y nada más cierto cuando se trata de este álbum en el que la señora González escribe una carta al señor Lairla, una carta que huele a cerezas como el tabaco de la pipa del señor Lairla y que ella misma introduce en el buzón porque, ya se sabe, “hay que poner mucho cuidado en los detalles”. La señora González se sumirá en un sueño llevada por el olor de las cerezas y la carta emprenderá un viaje a través de paisajes sugerentes frecuentados por personajes inquietantes que acompañan al lector en un mundo simbólico y circular repleto de pequeños elementos procedentes de la realidad. En su momento, hace ya veinte años, esta obra fue saludada como uno de los mejores ejemplos de la escritura experimental en el álbum infantil y qué bueno es comprobar qué bien le han sentado tanto el paso del tiempo como el  buen hacer de la editora Arianna Squilloni que ha ofrecido la cara más amable de la historia. Un relato profundo y muy querido por quienes hemos vuelto a descubrir, a través de él, una literatura infantil que reclamaba un lector distinto y crítico. Entrañable, en definitiva.

Y además celebramos, por su relevancia y por su relación con Huesca, que el álbum bilingüe The scarecrow/El espantapájaros  de Justin Horton con ilustraciones de Javier Hernández publicado por la editorial Libros de Ida y Vuelta ha sido designado por el Sector del Libro en Aragón como el libro mejor editado en 2019.  El jurado define esta obra como un “proyecto personal y de calidad que convierte al libro en un objeto de culto”-.  Qué hermosa resulta esta tierna historia de un espantapájaros que deseaba aprender a volar. La delicadeza sutil de las imágenes creadas por Javier Hernández resultan de especial belleza en un relato que se puede contar dos veces en dos idiomas distintos, según se abra por un lado o por otro.  Una labor artesanal de edición que defiende con evidencias que a la infancia solo se le puede dedicar lo mejor, lo sublime. Que así sea.

 

Imagen: Portada de 'The scarecrow/El espantapájaros', de los altoaragoneses Javier Hernández y Justin Horton (fragmento)

Este artículo ha sido pubicado tambioén por Diario del Alto Aragón