Nutrición, defensas y desconfinamiento

07/05/2020

“La ciencia ha demostrado que un aporte constante de nutrientes esenciales juega un papel importante en el correcto desarrollo del sistema inmune”

 

Por Iva Marques, profesora del grado en Nutrición Humana y Dietética en el Campus de Huesca de la Universidad de Zaragoza. Académica de Honor de la Academia Española de Nutrición y Dietética

 

Ahora que empieza el desconfinamiento con las salidas progresivas siguiendo escrupulosamente las recomendaciones y medidas higiénico-sanitarias, debemos seguir prestando atención a nuestra alimentación, en concreto a seguir manteniendo un buen estado nutricional, que incluye unas buenas defensas. La ingesta de un alimento o nutriente por sí mismo no activa las defensas ni tampoco protege de un agente externo, incluyendo el COVID19. Sin embargo, la ciencia ha demostrado que un aporte constante de nutrientes esenciales juega un papel importante en el correcto desarrollo del sistema inmune, además de colaborar en su buen funcionamiento a lo largo de la vida. Algunos nutrientes como el zinc, cobre,  selenio, folatos, vitamina B12, vitamina C, vitamina D, así como grasas de tipo omega-3 y la fibra contribuyen al normal funcionamiento del sistema inmunitario. Unos regulan la respuesta inmunitaria del organismo frente a posibles ataques externos, mientras que otros tienen un papel en la producción de células indispensables para el correcto funcionamiento del sistema inmune. Así que en nuestra alimentación no deben faltar frutas y hortalizas con alto contenido en vitamina C (cítricos, fresas, kiwis, papaya, pimiento, brócoli y coles) y folatos (hortalizas de hoja verde). El aporte de  zinc y selenio lo podemos conseguircon la ingesta de un puñado de frutos secos (nueces, almendras, avellanas y pistachos) y semillas de girasol, calabaza y lino (aportan de forma concentrada muchas vitaminas, minerales y antioxidantes) y tomando también una porción de carne o pescado (que nos aportan además vitamina B12). Asimismo el pescado, especialmente el azul, además de ser una excelente fuente de selenio también lo es de grasa omega 3 y vitamina D, por lo que debemos tomarlo más veces de lo que solemos hacerlo, como es el caso del bacalao o salmón (fresco o congelado), sardinas, sardinillas, caballas, incluso en conserva. 

Por todo ello, la ingesta frecuente de legumbres (fuente de fibra, vitaminas y minerales como el cobre) y de pescado azul, juntamente con abundantes frutas, hortalizas, frutos secos tostados o al natural y de semillas variadas de forma diaria, constituye un coctel de nutrientes absolutamente determinantes en nuestro sistema inmune.

Por otro lado, resultados de diversas investigaciones han permitido identificar algunos factores dietéticos que afectan negativamente a la respuesta inmunológica del organismo. Asimismo, una alimentación desequilibrada, con abundancia de alimentos procesados, tiene una influencia marcadamente negativa en la actividad inmunológica ya que la ingesta frecuente de estos alimentos sustituye el consumo de los alimentos ricos en los nutrientes necesarios que el mantenimiento del sistema inmunológico requiere.

 

 

Otros artículos sobre la covid19 y el confinamiento

Otros artículos sobre nutrición 

 

 

Fotografía de Miguel Ángel Zaragozá de León (Licencia: https://creativecommons.org/licenses/by/3.0/deed.es) Wikipedia

 

 

Este artículo ha sido publicado también por el grupo de medios Ronda Somontano, Alegría de Monzón y Cinca Medio y Somos Litera