Mientras el espermatozoide avanza en su entrecruzado camino, el ovulo, tras su maduración en el ovario, cae al abismo. La parte superior del oviducto, el infundíbulo, lo espera acogedor, presto a protegerlo en su viaje-espera hacia el espermatozoide (foto 9 y 10). Las células secretoras de esta parte de la mucosa oviductal se inflan impetuosas y activas. Están programadas para segregar el fluido oviductal que bañe al óvulo y lo proteja y alimente en su breve espera. La vida del óvulo es breve, apenas sobrevivirá unas horas. Si en ese lapso de tiempo un espermatozoide logra alcanzarlo, se producirá la fecundación y el nacimiento de un nuevo individuo. Si no, el óvulo degradado será neutralizado por estas mismas células que se convertirán en su propia tumba. Las fotografías se han realizado con una ampliación de entre 1000 y 3000 aumentos.