Para el espermatozoide que tiene que llegar al lugar de fecundación, el destino es una encrucijada. En su camino no sabe que le deparará el camino de la elección o la tiranía de la selección. Al final del recorrido, si el espermatozoide acierta, le espera el encuentro. Pero hasta llegar allí, de su elección o de su suerte, depende que alcance su objetivo: el óvulo. Puede tomar el camino fácil, la autopista ancha, directa, acogedora que le llevará fácilmente a su meta, o bien caer en una de las numerosas criptas que jalonan el trayecto, criptas oscuras, sin retorno, trampas seguras. Las imágenes obtenidas a través de un microscopio electrónico de barrido nos permite comprender la textura de la superficie del oviducto de un mamífero. En estas fotografías podemos conocer el camino que tiene que recorrer el espermatozoide. Esta superficie, ampliada entre 300 y 1000 veces, muestra su estructura, en la que se aprecian los pliegues principales y secundarios de la mucosa oviductal y las criptas hundidas entre ellos. ¿Quién dijo que el camino era fácil?

Autor/autora: 
Pilar Santolaria y Jesús Yániz