Por Rosa Tabernero Sala, profesora del Campus de Huesca de la Universidad de Zaragoza, y directora del Máster Propio en Libros, Lectura y Literatura Infantil y Juvenil.
Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación de Huesca
A pesar de todo, el otoño nos permitió asistir en el comienzo del mes de octubre a una charla-espectáculo en La casa de los títeres de Abizanda, bajo la singular hospitalidad de Paco Paricio como maestro de ceremonias y con la presencia de Antonina Rodrigo, incansable cronista de una época que conviene no olvidar. Así rezaba el título de la conferencia: “Margarita Xirgu y María de la O Lejárraga, dos mujeres imprescindibles del teatro español del s. XX”. Antonina Rodrigo comenzó a hablar y el templo de los títeres se convirtió por unas horas en un oasis necesario en el que el ameno, y no por ello menos documentado, discurso de la ensayista devolvió al público la inmensidad de dos mujeres injustamente silenciadas que se comprometieron en uno de los momentos más intensos de la cultura de nuestro país con una sociedad más libre y solidaria. Somos seres de relato y, una vez más, comprobamos que las palabras son capaces de restituir el recuerdo y habitar la memoria. Y si de memoria tratamos, entre aires republicanos, repare el lector en la espléndida recuperación del folleto de José Antonio Emmanuel: La anarquía explicada a los más pequeños (1931). Magnífica edición la que ofrece Libros del Zorro Rojo con la inserción de los grabados de Fábrica de Estampas. Urge recordar la importancia que concedieron a la promoción de la lectura tanto el Estado como los movimientos sociales durante la II República: “Que el libro sea tu mejor amigo, tu consejero, tu guía. Nunca sabremos bastante. Quien añade Ciencia, añade Anarquía. Investiga por ti mismo. Aclara los misterios que te rodean. Instrúyete, edúcate”. Ideas como estas son las que José Antonio Emmanuel, filántropo anarquista, transmite en unas páginas dedicadas a los hijos de las familias obreras con el fin de orientar “en un sentido renovador la educación de nuestra infancia”. Una vez más, se trata de (re)cordar, pasar por el corazón, ideas que nunca deberían borrarse del imaginario colectivo porque constituyen la base de una sociedad más justa. Así explican los editores la presencia de esta obra en la actualidad: “Más allá de su valor pedagógico o bibliográfico, el folleto es una invitación a razonar libremente, un puente a través del cual acercarse al pensamiento libertario”. Lo dicho: conviene recordar el pasado para analizar el presente y diseñar el futuro con otros ojos. Esa es la labor de la memoria. Hagamos por no olvidar.