El proyecto ‘Aula de desarrollo de capacidades’, que lidera el profesor del Campus de Huesca de la Universidad de Zaragoza, Alberto Quílez Robres, ha obtenido el Premio a la Excelencia Educativa para Alumnado Superdotado y con Altas Capacidades correspondiente a 2021. Reconocer las mejores prácticas para el trabajo con estudiantes con estas características es el objetivo de este galardón que otorga el Congreso español de Superdotación y Altas Capacidades, que está celebrando su séptima edición a lo largo de este mes de mayo, en formato virtual debido a la pandemia.
Quílez, que es profesor en la Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación de Huesca, ha dirigido durante cuatro años –entre 2017 y 2021– esta iniciativa, investigadora y educativa, que se ha desarrollado con alumnado del colegio Corazonistas Moncayo de Zaragoza y con la colaboración de sus docentes.
El proyecto “tiene, por un lado, un enfoque de investigación en el que se ha realizado un modelo de desarrollo propio para alumnos de altas capacidades”, explica, ”y por otro, plantea un programa de intervención multietapa en el que se lleva a cabo una serie de proyectos y actividades con alumnos de altas capacidades de 8 a 16 años”.
Alberto Quílez ha contado para ello con la participación de Sonia Moya, también docente en la Universidad de Zaragoza, y con la de Juan Miguel Álvarez, José Manuel Contel, José Francisco Gonzales , Susana Cardiel y Zulema Bordetas, profesores de diversas materias del citado colegio, cuya coordinación y trabajo en equipo ha permitido su implementación.
“El alumnado con altas capacidades -un 2,3%, según la Organización Mundial de la Salud-, necesita ser identificado en los primeros cursos para evitar la desmotivación” , explica Quílez, que forma parte del grupo de investigación en Educación y Procesos Psicológicos (Educaviva). La falta de identificación temprana, añade, puede estar detrás del bajo rendimiento académico presentado en muchos de los casos.
Adaptar la respuesta educativa a las necesidades de esos alumnos superdotados, precoces o talentosos ha sido el propósito de esta iniciativa. Para ello se han puesto en práctica actuaciones didácticas y pedagógicas orientadas hacia la mejora de su rendimiento académico, integración social y desarrollo emocional.
Una metodología cooperativa y participativa, un aprendizaje basado en proyectos y una programación didáctica flexible forman parte de este trabajo que se ha desarrollado en el marco de un aula específica “donde el alumno ha sido el principal protagonista de su aprendizaje”, señala este profesor de origen alcañizano.
Estas actuaciones específicas para estos estudiantes posibilitan, concluye, “una mejora de la integración y a la adquisición de competencias vitales necesarias para el desarrollo integral de la persona”, y “una mejora académica y personal que tiene influencia positiva, no solo en el alumnado participante, sino que también en el resto de estudiantes”.