El pasado 25 de mayo, cuarenta y tres años después, un grupo de estudiantes de Magisterio de la promoción de 1974 visitaban la Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación de Huesca, que está celebrando actualmente el 175 aniversario de esta enseñanza en la capital altoaragonesa. El sobrarbés Mariano Coronas, uno de estos antiguos estudiantes, y luego docentes, recoge en este texto algunas pinceladas de la vida que desarrollaban los alumnos de la, entonces, Escuela Normal de Huesca.
Fui estudiante de Magisterio de la promoción 1971-1974, la última del Plan 67 (aunque, finalmente, se prorrogó un año más). Iniciamos nuestros estudios a la vez que se iniciaba un nuevo Plan, el de 1971. Los del 67 lo hacíamos después de la reválida de sexto de bachiller y los del 71, venían ya con el COU. He aquí algunos recuerdos ...
En 1971, procedentes de diversos institutos públicos y algunos centros privados, nos juntamos en Huesca, algo más de un centenar de jóvenes de ambos sexos. Y fuimos a estudiar a la Normal. Durante el primer curso estuvimos separados los chicos de las chicas y solo nos juntábamos en las clases de inglés o de francés. En segundo curso, ya desde el principio, la composición de las clases fue mixta, en función del idioma elegido. Tuvimos 14 asignaturas en Primero, 16 en segundo y ninguna en tercero. Es evidente que el curso que más nos gustó hacer fue tercero de magisterio. Ya no solo por esa carencia de asignaturas (que también) y nuestra dedicación al trabajo en las clases de los colegios donde cada cual había sido destinado; es que además, cobrábamos 4500 pesetas cada mes y eso en los años 73 y 74, en manos de unos tipos de diecinueve años era un regalo de valor inapreciable. Cobrábamos trimestralmente y fueron memorables las colas delante de la puerta de la oficina de la CAZAR del Coso alto, donde nos citaban para cobrar. Una de las veces recibimos la paga en vísperas de iniciar el Viaje Pedagógico a Barcelona: 13.500 pts, todas juntas… La pasta emigró a Cataluña con nosotros: lo nuestro fue una emigración temporal, pero la pasta ya no volvió… El viaje se intentó realizar en febrero, luego en marzo y finalmente se pudo llevar a cabo en abril, después de las vacaciones de semana santa de 1974. Salimos de Huesca, con dos autocares, el día 23 de abril y regresamos de Barcelona, el día 28 por la tarde, domingo, para más señas. A lo largo del mismo, visitamos: el Monasterio de Poblet; las murallas romanas y la catedral de Tarragona. Y ya en Barcelona: la escuela Fonoaudiológica “José Mª de Porcioles”; el Museo de Bellas Artes; la Escuela de Formación Profesional Femenina “Luisa Cura”; el Museo Picasso; la Escuela del Mar; el Tibidabo; el Colegio Nacional “Pere Vila”; el Zoológico; la Escuela del Patronato del Barrio Eucarístico; los estudios de TV en Hospitalet; la Sagrada Familia; el Colegio “Ramón Llull”; el Barrio Gótico; el Salón del Automóvil; el Pueblo español y el Monasterio de Montserrat, en el viaje de regreso.
Unos cuantos compañeros y compañeras de aquel curso, formaron el grupo musical Meyodiada, que llegó al cenit con su actuación en Barcelona, en la “falsa remodelada” del Colegio Nacional “Pere Vila”... Ahí sí que sacaron cantando y sacamos aplaudiendo el espíritu almogávar que llevábamos dentro y dejaron/dejamos el pabellón alto. En realidad, Meyodiada fue la versión exquisita de los cantantes de bodega que éramos una cuadrilla más amplia y que, en lugar de ensayar y dejarnos dirigir, expresábamos nuestra alegría en torno a una mesa, unas jarras de sangría o unos porrones con patatas bravas o pimientos rellenos y rebozados y otras viandas no menos exquisitas. Allí, en lóbregos subterráneos de algunos establecimientos, repasábamos amplios repertorios de cantos regionales, con más entusiasmo que afinación y fortalecíamos la amistad…
Cuarenta y tres años después de terminar aquellos estudios, casi todos con el carnet de la jubilación en mano, seguimos adelante con la vida; no en vano ha llenado nuestras mentes de sabiduría; nuestros sentidos de experiencia y nuestra memoria de recuerdos. También se nos ha disparado el colesterol, nos duelen frecuentemente las articulaciones y ha moldeado nuestros cuerpos, colocando montes y valles, surcos y hendiduras en los lugares más insospechados... A cambio, nos ha dotado de una serena belleza, de una mirada inteligente y de un corazón solidario... Porque, en definitiva:
Se nos ha pasado la vida
fabricando recuerdos,
que en los años próximos
nos servirán de alimento.
Serán material sensible
para aguantar los inviernos,
al calor del fogaril,
rodeados de los nuestros.
Mariano Coronas Cabrero – Labuerda
Fotos facilitadas por Mariano Coronas:
La promoción de 1974 de Magisterio de Huesca, en abril de ese año, en las murallas de Tarragona
Primer Reencuentro de la promoción 74, a los 15 años de finalización de los estudios, en Huesca, en junio de 1989
Crónica de ese primer reencuentro, realizado en 1989, en Diario del Alto Aragón
Imágenes y crónica del encuentro de antiguos estudiantes del 74, realizado en 2017, en la Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación, en este enlace.