El catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Zaragoza, Francisco Burillo, imparte este viernes, 20 de mayo, en Huesca una conferencia sobre los orígenes de la producción y consumo de vino en Aragón, a la luz de la información obtenida en yacimientos arqueológicos de la comunidad. El Máster en Museos del Campus de Huesca organiza, con la colaboración de Ibercaja, esta cita, abierta al público, que tendrá lugar a las20 horas en el Palacio de Villahermosa.
La historia y expansión del vino –con especial atención a su adentramiento en Aragón– ocupará parte de su exposición, que se centrará posteriormente en los hallazgos obtenidos en la ciudad celtibérica de Segeda –los más antiguos sobre las técnicas de su elaboración existentes en Aragón y en todo el norte de la Península, desde el Tajo–, y en las investigaciones y experiencias divulgativas realizadas en torno a ellos.
El vino llega al tramo final del valle del Ebro en el siglo VII antes de Cristo. La presencia de cerámicas relacionadas con él en el castillo de Cuarte indican su consumo generalizado, en el siglo V antes de Cristo, en el territorio de la confluencia de la Huerva con el Ebro, la actual Zaragoza.
Los primeros testimonios indirectos de su producción en el actual Aragón los tenemos en siglo III, dada la presencia de bodegas en el poblado de San Antonio de Calaceite. Pero va a ser el lagar localizado en el yacimiento de Segeda (situado en la Comunidad de Calatayud) el único testimonio con que cuenta Aragón para conocer su elaboración antes de la llegada de Roma, pues dicho lagar se abandonó, al igual que toda la ciudad, en el año 153 antes de Cristo.
El “Programa Segeda Vitivinícola” investiga los procesos prerromanos de elaboración del vino. Para lo cual, empleando la misma técnica constructiva localizada en la excavación, se ha reconstruido el espacio donde se localizó el lagar, junto con una bodega. Esto permite estudiar todo el proceso, desde el pisado de la uva, su fermentación en tinajas y su consumo en copas que reproducen las utilizadas por los celtíberos, en una experiencia única en Europa. El vino, de una graduación media de 18º, se elabora con uva garnacha procedente de una viña plantada hace 60 años en el mismo yacimiento de Segeda. Su graduación media es de 18º. En torno a esta iniciativa se realizan distintas iniciativas divulgativa.
Si bien está atestiguado que la Península Ibérica es uno de los dos focos universales originarios de la vid, el proceso de vinificación se producirá en el otro foco, Anatolia y Próximo Oriente, en donde se confirma la presencia de vino hacia el V milenio antes de Cristo. Serán los fenicios quienes traerán el vino a Iberia, al territorio de Tartessos. El vino se impuso a otras bebidas alcohólicas como cerveza e hidromiel, extendiéndose por toda la Península.