Diferentes parcelas experimentales, en los valles de Hecho, Aísa, Gistaín y Benasque, permitirán ensayar distintos sistemas productivos para mejorar la calidad del forraje recogido
“Gestión agronómica innovadora de praderas y pastos de siega pirenaicos” se titula este proyecto que desarrollará, a lo largo de tres años, este centro de la Universidad de Zaragoza, junto al sindicato Uaga, la Cooperativa Agropecuaria del Sobrarbe, y Adelpa
(Huesca, 28 de septiembre de 2017) La Escuela Politécnica Superior de Huesca estudiará la mejora en el manejo de prados y cultivos forrajeros en el Pirineo, en colaboración con ganaderos y agricultores. Diferentes parcelas experimentales, seleccionadas en los valles de Hecho, Aísa, Gistaín y Benasque, permitirán ensayar, en los próximos tres años, distintos sistemas productivos, con el objetivo de conseguir una mejor calidad nutricional de la hierba que alimentará al ganado en invierno. ‘Gestión agronómica innovadora de praderas y pastos de siega pirenaicos’ se titula este proyecto que desarrollará este centro del Campus oscense de la Universidad de Zaragoza, junto al sindicato Uaga, la Cooperativa Agropecuaria del Sobrarbe, y la Asociación de Entidades Locales del Pirineo Aragonés (Adelpa).
Representantes de estas entidades presentaron este miércoles, 27 de septiembre, en Huesca, esta iniciativa, que ha obtenido financiación del Programa de Desarrollo Rural para Aragón (PDR) 2014-2020. En ese acto participaron José Manuel Penella, secretario general de Uaga –socio coordinador el grupo operativo que sustenta el proyecto–, el investigador del Campus de Huesca Ramón Reiné –que dirige la investigación–, el presidente de la Cooperativa Agropecuaria de Sobrarbe, José Ramón Olivar, y el presidente de Adelpa, y alcalde de Bailo, Pablo Castán.
El principal objetivo del proyecto es desarrollar prácticas agrícolas innovadoras en la gestión de los prados y los cultivos forrajeros, que permitan optimizar el aprovechamiento de los recursos forrajeros propios, consiguiendo así reducir la dependencia de los insumos exteriores en la alimentación del ganado.
La mayoría de las explotaciones agropecuarias de montaña alimentan a sus reses durante la estabulación invernal con la hierba cosechada en los prados de la explotación durante la campaña anterior. La rentabilidad de la explotación depende, por tanto, en gran medida, explican los promotores del proyecto, de la calidad del forraje recogido (más que de la cuantía de kilogramos de materia seca por hectárea), puesto que las necesidades nutricionales que no son cubiertas con esta alimentación deben complementarse con piensos.
En cada uno de los cuatro valles del Pirineo aragonés donde se desarrollará el proyecto -Hecho, Aísa, Gistaín y Benasque- se seleccionarán tres tipos de prados: praderas de siega intensificada (incluso cultivadas), prados de siega espontáneos explotados en buenas condiciones, y prados naturales de alta montaña, en general menos explotados que los anteriores. Diferentes parcelas experimentales permitirán ensayar posteriormente distintos sistemas productivos. Para ello se contará con la colaboración de ganaderos y agricultores de estas localidades.
El proyecto se desarrollará de 2018 a 2020, en distintas fases. En primer lugar se seleccionarán las explotaciones piloto, en las que se realizará el diseño experimental en campo. Posteriormente se ensayarán diferentes prácticas agrícolas y se realizarán diversos estudios. Así se analizarán métodos de siembra directa, la introducción de diferentes cultivos forrajeros, se controlará el pastoreo y la fertilización con estiércoles y purines, se harán muestreos de la composición florística antes de los cortes para conocer la biodiversidad existente; se tomarán muestras de hierba en distintos momentos en relación a la siega, se analizarán los suelos de las parcelas, para conocer su fertilidad, así como los distintos tipos de abono orgánico. También se realizarán muestreos de los forrajes almacenados y del heno para analizar su calidad nutricional.
Todas las muestras tomadas, serán analizadas en laboratorio. De forma anual, se publicarán los resultados que se vayan obteniendo, y en diciembre de 2020 se realizará el informe final con las conclusiones del proyecto.
Las praderas de siega ocupan una superficia de más de 9.000 hectáreas en el Pirineo, recuerda Ramón Reiné. A pesar de no ser una gran extensión, explica, tienen un papel estratégico, ya que su producción es base de la alimentación del ganado en invierno.